El Atlas está fijado con mucha fuerza al occipital. Esto es gracias a que hay más capas musculares que en otras zonas, además de los ligamentos. Juntos provocan esa gran sujección.
De ahí la dificultad para alinearlo. Sería imposible lograrlo de no disponer de los aparatos especiales diseñados para tal fin.
El gran agarre en la unión occipital-atlas, se produce tanto si está desalineado, como cuando hacemos la alineación del Atlas.
Por eso lo normal es que no sea necesario repetir el proceso de alineación, aunque hay excepciones.
Hay factores que pueden generar un conflicto en la zona y hacer que el Atlas salga de su sitio correcto. Difícilmente tan fuera como antes de la alineación. A veces sale de su eje correcto sin generar sintomatología y otras veces si que genera trastornos.
Algunos de los factores que pueden desencadenar una salida del sitio correcto son:
– los accidentes de tráfico o traumatismos fuertes. A veces, no es necesario un gran golpe, por ejemplo, hay personas que le han reaparecido los síntomas o las molestias después de montar en una montaña rusa y haber algún movimiento muy brusco.
– manipulaciones o maniobras de colocación de cervicales altas, tipo trust o crujido.
– malformaciones o procesos degenerativos severos en los cóndilos occipitales o en el propio Atlas. Esto genera un desequilibrio estructural.
– Tener mala mordida, es decir, un desequilibrio en la manera de cerrar la boca. Por las conexiones anatómicas que hay entre la mandíbula y la zona del Atlas, hay una influencia en ambas direcciones entre lo que pasa en una zona y en la otra.
– Escoliosis estructural. Este tipo de escoliosis en la que hay deformidad en las vértebras y/o en las costillas, genera una información negativa de arrastre que puede afectar a la posición del Atlas. De tal manera que no deje poder llevar el Atlas del todo a su posición óptima, o de hacerlo, que pasado un tiempo, vuelva a salirse parcialmente de su sitio.
– Hiperlaxitud de los ligamentos de la zona, esto genera inestabilidad.
– Intubaciones en operaciones quirúrgicas. Pueden desencadenar una salida del Atlas o de otras vértebras cervicales, generando desequilibrio estructural en la zona.
– Posiciones que generen tensión más en un lado que en otro y que estén mantenidas durante mucho tiempo, por ejemplo en una cadena de montaje.
Hay personas que se han hecho la alineación del Atlas, desaparecen sus síntomas, y al cabo de unos años, estos reaparecen con menor intensidad, o amagan con hacerlo. Este es el momento adecuado para volver a chequear la posición del Atlas y si es necesario hacer un pequeño reajuste.
Hay que tener en cuenta que el hecho de que reaparezcan síntomas antiguos o que surjan nuevos trastornos no tiene porque decir que el Atlas se ha vuelto a desalinear.
Esto puede deberse a otros factores o lesiones que no tengan que ver con el Atlas, o a un proceso de deterioro propio de la edad.
Siempre puede solicitar un nuevo análisis de la posición del Atlas para salir de dudas.